
¿Realmente todo merece ser publicado y conservado?¿No será que publicamos, más bien, por la ansiedad de insertarnos en una historia mayor con la vaga esperanza de que el futuro se fije en lo que hacemos hoy? El exceso de publicaciones debe cotejarse ante la imposibilidad matemática de que todo valga la pena. Por supuesto esto nos incluye. En esta época de la sospecha, como la ha definido Boris Groys, la crítica– y sobretodo la autocrítica– es un deber intelectual. Este es el espíritu que enmarca este número 100 de ARQ. Pues pese a la pulsión por celebrar, no podíamos dejar de preguntarnos ¿qué habríamos de celebrar?¿la mera sobrevivencia?