Cocina Laboratorio: Espacio comunitario en la Selva Lacandona de Chiapas, México

¿Qué otra cosa es más familiar para cualquier ser humano que la comida? La comida conecta el paisaje con la cultura, con la emoción, con la historia y con la salud planetaria en general. Compartir alimentos y cocinar para otras personas representa un acto básico de cuidado y una manera de expresar generosidad y hospitalidad, recordándonos cuánto dependemos los unos de los otros. La comida nos permite pensar de forma sencilla en las relaciones complejas del hábitat y proporciona un espacio común para que las personas nos conectemos como en nuestra propia casa: alrededor de la mesa de la cocina. 

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En el Ejido de Loma Bonita —fundado en los años 80 y localizado en la frontera sur con Guatemala entre el municipio de Ocosingo y Marqués de Comillas— la mesa de la cocina ha servido como un espacio para el encuentro entre personas con distintos sentires, saberes, pensares y haceres. Debido a esto, en el año 2018 habitantes de Loma Bonita y el colectivo Cocina CoLaboratorio iniciaron un proceso para construir de manera conjunta un bosque comestible de plantas medicinales locales, plataformas con maderas de la región para el desarrollo de actividades y un horno para la experimentación de recetas, detonando procesos participativos orientados hacia los sistemas alimentarios locales con la cocina como elemento fundamental. A partir del año 2021 nos integramos desde Comunal a este proceso social cuyo objetivo es autoproducir, a través de la recuperación de la memoria territorial y constructiva, una cocina comunitaria y laboratorio de productos alimenticios que propicie la innovación local, la regeneración del paisaje biocultural y el fortalecimiento de los vínculos entre las personas y la naturaleza, empleando como base fundamental la visión de la Producción y Gestión Social del Hábitat [PyGSH]. 

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Parcela. Image Cortesía de Comunal
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Parcela. Image Cortesía de Comunal

Los procesos participativos para llegar al diseño de la cocina comunitaria han sido momentos de reflexión crítica en donde, todas las personas que colaboramos desde distintos grupos y organizaciones, aportamos nuestros pensamientos, sentires, experiencias e ideas para discutirlas colectivamente y tomar acuerdos sobre el rumbo del proyecto. En este sentido, la participación no es únicamente una apuesta ética-política en donde se reconoce la agencia epistémica, creativa, política y organizativa de todas las personas, sino también una postura pedagógica frente a los retos que nos plantea la escolarización y la profesionalización.

La sociedad escolarizada, concepto acuñado por el filósofo Ivan Illich, nos ha llevado a creer que tanto el aprendizaje como la producción de conocimientos valiosos únicamente puede ocurrir dentro de las instituciones educativas y los espacios académicos, conduciendo, por un lado, al racismo epistémico y la tecnocracia, y por otro lado, a la parcelación del conocimiento que simplifica la realidad social compleja. Sin embargo, esta concepción sobre la producción del conocimiento es un mito pues históricamente hemos aprendido las cosas más importantes (aquellas que sostienen la vida colectiva) desde nuestra identidad relacional y la convivencia comunitaria: hablar, comer, sembrar, cocinar, curar y construir. 

De esta manera, la participación es un proceso pedagógico que rompe con las fronteras disciplinares de la profesionalización y en donde las personas aprendemos-enseñamos ya que no existe aprender sin enseñar y viceversa) a través de la unidad conformada por el pensamiento [filosofía], la emoción [subjetividad] y la acción [praxis]. Es decir, a través de la participación se genera una pedagogía colectiva del aprender-enseñar-pensando, aprender-enseñar-sintiendo y aprender-enseñar-haciendo, recuperando así la complejidad y la multidimensionalidad en la producción colectiva de conocimientos.

En Loma Bonita hemos utilizado diversas técnicas, herramientas y métodos pedagógico-participativos para acompañar los distintos momentos de reflexión crítica grupal:

  1. Diagnóstico participativo. 

El diagnóstico participativo se ha conformado de distintos momentos de diálogo y reflexión a través de espacios de encuentro para la diversidad de ideas, pensamientos y emociones sobre la cocina:

Café Mundial: conversaciones amplias y profundas. Durante el primer momento del diagnóstico trabajamos con la dinámica “Café Mundial”, la cual ayuda a generar conversaciones amplias y significativas entre muchas personas. Es así que se establecieron acuerdos colectivos en torno al diseño y proceso social de autoproducción, abonando a la integralidad del proyecto desde las múltiples dimensiones del habitar: socio-cultural, territorial- ambiental, económica-productiva y política-normativa. Entre ellos: utilizar materiales locales y sistemas constructivos tradicionales, recuperar la memoria del habitar [cultura constructiva] para poder autoproducir la cocina, aprender colectivamente y generar espacios de interaprendizaje durante el proceso de autoproducción, autoproducir el espacio de la cocina a través de esquemas de ayuda mutua y autogestión para el fortalecimiento de los lazos comunitarios y , finalmente, organizar un comité local para que el proceso de autoproducción esté apuntalado socialmente y pueda tener una estructura comunitaria para darle seguimiento en el corto, mediano y largo plazo. 

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Café Mundial. Image Cortesía de Comunal
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Café Mundial. Image Cortesía de Comunal

Mapeo colectivo de la parcela. El mapeo colectivo de la parcela fue un segundo momento de diagnóstico, el cual se realizó con el objetivo de poder decidir la ubicación adecuada para la cocina según el asoleamiento, los vientos, la creciente del río y otros aspectos importantes del contexto. Durante éste ejercicio, los habitantes compartieron la importancia que tenía para ellos que la cocina tuviera vista al Río Lacantún y que el espacio tuviera la posibilidad de abrirse o cerrarse, según las temporadas de lluvia, secas, calor y moscos. Estos mapeos son ejercicios que ayudan a conocer un lugar a través de las distintas experiencias, visiones, vínculos afectivos y conocimientos de las personas que lo habitan. Es decir, en los procesos participativos se vuelve fundamental reconocer el valor de los conocimientos situados y la memoria territorial de los habitantes, evitando someter dichos saberes al conocimiento escolarizado. 

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Mapeo. Image Cortesía de Comunal
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Mapeo. Image Cortesía de Comunal

Investigación Activa Participativa. Con base en el primer momento de diagnóstico, iniciamos una Investigación Activa Participativa sobre la “Memoria del habitar” y el “Archivo biocultural de la vivienda”, ejercicio sugerido por los habitantes de Loma Bonita que forman parte del proyecto para recuperar aquellos saberes técnico-constructivos que serán necesarios durante la autoproducción de la cocina e identificar los bienes naturales relacionados con la producción del hábitat y la vivienda tradicional. Es así que entrevistamos a las personas con mayor experiencia constructiva en la comunidad para que nos compartieran sus conocimientos y realizamos recorridos en la selva para conocer las maderas, bejucos, palmas y zacates usados en la vivienda tradicional.

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Memoria del habitar. Image Cortesía de Comunal
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Memoria del habitar. Image Cortesía de Comunal

2. Diseño participativo. 

Los talleres de diseño constaron de distintos momentos para los cuales recurrimos al diseño de herramientas participativas, técnicas de dimensionamiento y espacios de diálogo para la reflexión crítica:

Análisis tipológico de las formas de habitar: boquerón, culata y redondo. Después del análisis  tipológico colectivo, basado en la viabilidad económica, la dificultad constructiva, los materiales disponibles y la valoración estética, el resultado derivó en la elección por acuerdo común de la tipología “culata” (techumbre a cuatro aguas con estructura de madera y palma) por ser: adecuada para el clima cálido y las lluvias del lugar, resistente a los vientos, viable para un proceso de aprendizaje colectivo, óptima para la eficiencia de materiales y estéticamente adecuada para los deseos de los habitantes. Esta toma de decisiones se sistematizó a través de una matriz de valoración que conjuntó las variables evaluadas entre todas las personas que participamos. 

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Análisis tipológico. Image Cortesía de Comunal

Dimensionamiento espacial 1:1 para elegir las medidas adecuadas para el proyecto. Esta actividad se realizó en la cancha de Loma Bonita empleando como herramienta módulos de 1m2 construidos con cordel y estacas, los cuales se iban sumando, tanto a lo ancho como a lo largo, hasta lograr las dimensiones que el grupo de habitantes sintiera apropiadas para la cocina y las actividades que se realizarán en ella. Durante esta actividad se “habitó” el espacio delimitado para experimentar las sensaciones de amplitud o estrechez con las diversas medidas que el grupo fue sugiriendo. Finalmente se analizaron cuatro propuestas de dimensionamiento espacial y funcionamiento para el proyecto, de las cuáles se eligieron dos a través de un ejercicio de valoración y puntuación: una propuesta de 6x12 metros y otra de 8x10 metros.

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Dimensionamiento y propuesta. Image Cortesía de Comunal

3. Validación de diseño participativo y diagnóstico comunitario. 

La validación colectiva la entendemos como un nuevo momento de diseño para seguir reflexionando sobre el proyecto, el cual permanece en constante transformación a lo largo del proceso. De esta manera, las herramientas diseñadas se piensan como medios que acompañan  los procesos de diseño participativo y facilitan la toma de decisiones, pero nunca como fines de los procesos. Es decir, no buscamos representar un objeto arquitectónico cerrado y finito a través de maquetas o ilustraciones, sino abrir una vez más el diálogo entre las personas para seguir discutiendo el proyecto. Bajo esta visión flexible y evolutiva del diseño, en donde las herramientas son las que deben adaptarse constantemente a la realidad social, utilizamos maquetas participativas, mapas, planos, cortes perspectivados e ilustraciones, acompañadas de técnicas como trazo 1:1, exposición de resultados a la comunidad y derivas. 

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Cortes perspectivados. Image Cortesía de Comunal
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Cortes perspectivados. Image Cortesía de Comunal

Maquetas participativas e ilustraciones. Las maquetas se realizaron en colaboración con TEMAs y tuvieron como objetivo principal ser flexibles y adaptables para responder a los diálogos y decisiones que se tomaran durante los espacios de diálogo. Debido a esto, se diseñó un tablero que otorgara la posibilidad de sumar o restar elementos estructurales, piezas desmontables que permitieran observar cada uno de los componentes del sistema constructivo y mobiliario a escala que ayudara a definir el uso y funcionamiento adecuado del espacio. Otro aspecto importante de las maquetas es que fueron pensadas para ser un puente entre la representación arquitectónica (la cual genera muchos retos para los procesos participativos) y el trazo a escala real o 1:1 de la propuesta que resultara seleccionada. Por su parte, las ilustraciones se produjeron en colaboración con VIA y fueron una herramienta clave para previsualizar el proyecto, ayudando a comprender si el diseño que habíamos realizado entre todas y todos estaba quedando como lo habíamos imaginado y para compartir con las personas que no estuvieron en los primeros momentos de diseño, las ideas que se habían trabajado colectivamente.

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Maquetas participativas. Image Cortesía de Comunal
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Maquetas participativas. Image Cortesía de Comunal

A partir de estas herramientas (maquetas e ilustraciones), el diálogo sobre el diseño se centró en la altura y la pendiente de la techumbre, volviéndose puntos de discusión importantes ya que los habitantes compartieron que, según la memoria del habitar y las viviendas que se construían tradicionalmente con palma, es necesario tener una altura generosa y pendiente de entre el 60% y el 80% para evitar que el agua se quede atrapada en el techo y se deterioren los materiales naturales. Ante esto, la decisión unánime del grupo fue incrementar la altura de la cocina y diseñar colectivamente la pendiente de la techumbre durante el trazo a escala 1:1, todo esto a través de un ejercicio con plomada y varas de bambú sugerido por el señor Caralampio, el maestro albañil con mayor experiencia en Loma Bonita quien guió al grupo durante la actividad.

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Ilustraciones. Image Cortesía de Comunal

En muchas ocasiones se piensa que el diseño participativo es únicamente dialogar sobre la forma, la función y los materiales del espacio, dejando a las personas fuera de las decisiones estructurales por considerarlas un aspecto técnico exclusivo del conocimiento profesional. Desde nuestro hacer, hemos identificado la importancia de la participación en estas conversaciones ya que

  • Nadie tiene más experiencia sobre las soluciones estructurales apropiadas al lugar que las personas que habitan los territorios. 
  • La viabilidad construtctiva depende directamente de la solución estructural que se elija. Esto quiere decir que el proyecto no solamente tiene que ser seguro para las personas, sino que también tiene que considerar materiales, técnicas y conocimientos que sean accesibles para la autoproducción colectiva. 
  • La sostenibilidad del proyecto está relacionada, entre muchos otros aspectos, con la capacidad de las personas para darle mantenimiento al espacio. Para esto, se vuelve necesario conocer el sistema constructivo, contar con conocimientos técnicos y poder acceder a los materiales que conforman dicho sistema. 

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Maquetas comunitarias. Image Cortesía de Comunal
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Maquetas comunitarias. Image Cortesía de Comunal

Trazo escala 1:1, diseño de techumbre y taller de productos biodegradables. Este ejercicio ayudó a romper con las barreras de la representación arquitectónica, lenguaje escolarizado que suele dejar al margen de las discusiones y la toma de decisiones a mucha de las personas que que participan en los procesos sociales. Por lo tanto, el trazo a escala real de la planta arquitectónica permitió: que todas las personas pudiéramos sentir las dimensiones y la altura del espacio que habíamos diseñado colectivamente, decidir la altura adecuada para la techumbre tomando en cuenta que se construirá con zacate o palma, reflexionar sobre el acomodo ideal del mobiliario a través de dibujos hechos también a escala real y, finalmente, activar simbólicamente el espacio a través de un taller para hacer productos de limpieza biodegradables con plantas locales. 

Otro aspecto importante de este ejercicio es que se sacó el proyecto de la parcela comunitaria y se trasladó a la cancha de Loma Bonita: espacio público frecuentado por jóvenes, niñas y niños. Esto permitió que algunos habitantes de la comunidad que no conocían el proyecto se interesaran y sumaran al proceso social a través de la “exposición de resultados” que se instaló en la cancha. 

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Trazo a escala 1:1. Image Cortesía de Comunal
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Trazo a escala 1:1. Image Cortesía de Comunal

Continuidad de la Investigación Activa Participativa. Habitantes de Loma Bonita investigaron y produjeron maquetas para compartir la forma tradicional de realizar el tejido con zacate o botoncillo y una de las formas locales de hacer puertas y ventanas plegables con caña brava o maderas rollizas esbeltas. Estas maquetas fueron presentadas, explicadas y analizadas grupalmente durante el ejercicio del trazo 1:1. Actualmente se plantea la posibilidad de realizar talleres para el tejido del zacate y la producción de las carpinterías, abonando a la transmisión de conocimientos locales.

Proyecto móvil: un nuevo diagnóstico comunitario. Durante la asamblea comunitaria y los talleres de diseño, habitantes de Loma Bonita manifestaron que existían personas que aún no conocían el proyecto y que, además, podrían interesarse muchos más habitantes si se diversificara el uso del espacio. Es así que montamos en un triciclo de la parcela las dos opciones elegidas por el grupo  (así como las herramientas que ayudaban a explicarlas como maquetas, ilustraciones, planos, entre otras) para recorrer las calles de la comunidad y abrir un nuevo momento de diagnóstico participativo con la pregunta: ¿qué uso le darías a la cocina? A partir de esta deriva-diagnóstico la cocina laboratorio se piensa ahora como un espacio que podrá albergar distintos talleres, usos y actividades para todas las edades, por ejemplo: clases de danza o baile, clases de música, hospedaje para familiares y visitantes, comedor para recibir turistas, entre otras.

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Proyecto móvil. Image Cortesía de Comunal
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Proyecto móvil. Image Cortesía de Comunal

Exposición de resultados. La exposición de resultados es una técnica sencilla que consiste en compartir, por medio de láminas, dibujos, fotografías, videos, testimonios o maquetas, los resultados de un proyecto o proceso social. En el caso de Loma Bonita, la exposición de resultados consistió en compartir los momentos de diagnóstico y diseño participativo en la cancha de la comunidad, al mismo tiempo que se realizaba el trazo 1:1 y el taller de productos biodegradables. Esta exposición se realizó con la intención de mostrar públicamente el trabajo colectivo realizado entre todos los grupos participantes e invitar a más personas a sumarse al proceso social, tomando en cuenta los comentarios realizados durante la asamblea ejidal.  

Este proceso nos ha llevado a comprender que la participación como pedagogía desescolarizada implica también dejar atrás la inteligencia ciega (Morin), aquella inteligencia basada en la razón, el orden y la parcelación del conocimiento que simplifica la complejidad de la realidad social y elimina la sujetidades en nombre de la objetividad. Esta forma de ver el mundo resulta inoperante ante los procesos colectivos horizontales en donde no existe la verticalidad y la imposición, ya que niega la contradicción, la incertidumbre y la transformación constante. Trabajar bajo los principios del diseño participativo y la Producción y Gestión Social del Hábitat implica pasar de un actuar lineal y procedimental a un actuar estratégico y adaptativo, así como la restitución de la subjetividad a través de la reflexión y la autocrítica (en donde el prefijo “auto” hace referencia a los sujetos colectivos), la valoración de los vínculos afectivos y la importancia de la emoción en los procesos colectivos de interaprendizaje. 

Actualmente habitantes de la comunidad de Loma Bonita, Cocina CoLaboratorio y Comunal, están por iniciar la autoproducción de la cocina comunitaria y han lanzado una campaña de fondeo para sumar a los esfuerzos autogestivos por parte de los habitantes, como la aportación de árboles para aserrar madera y zacates para tejer la techumbre. Puedes ver la campaña y donar a este proyecto desde $100 pesos en el siguiente enlace:

https://donadora.org/campanas/cocina-laboratorio

Cocina CoLaboratorio es una plataforma transdisciplinaria en colaboración con miembros de la comunidad de Loma Bonita y Ejido Boca de Chajul, la UNAM (Instituto de Investigaciones en Ecosistemas), el Colegio de la Frontera Sur y la Universidad de Wageningen en Holanda, impulsado en 2018 por el colectivo artístico Cascoland, actualmente con una creciente red de colaboradores de distintas disciplinas. En 2021 este proyecto de fué apoyado por Architecture in Development y Holcim Foundation a través del premio “Global Challenge 2021”.

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Sobre este autor/a
Cita: Loma Bonita + Cocina CoLaboratorio + Comunal. "Cocina Laboratorio: Espacio comunitario en la Selva Lacandona de Chiapas, México" 14 jul 2022. ArchDaily Perú. Accedido el . <https://www.archdaily.pe/pe/985371/cocina-laboratorio-espacio-comunitario-en-la-selva-lacandona-de-chiapas-mexico> ISSN 0719-8914

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