En la comuna de Bazoches-sur-Guyonnes, a unos 40 kilómetros al suroeste de París, se encuentra una de las casas privadas más importantes diseñadas por Alvar Aalto: la Maison Louis Carré. El cliente, Louis Carré, era un destacado comerciante de arte francés con un gran interés por la arquitectura. Deseaba una casa que pudiera acomodar simultáneamente a una gran cantidad de huéspedes e invitados para visitas relacionadas al arte, pero que a la vez también incorporara un componente de carácter privado. En 1956 le encargó a Aalto el diseño de su casa, y tanto Louis Carré como su esposa Olga, pudieron mudarse a su nuevo hogar tres años más tarde.
¿Dónde reside el proceso de mitificación de una obra en arquitectura? ¿Cuáles son la condiciones inherentemente ligadas al recurso de la memoria? Primeramente, la aparición de un valor intrínseco dentro de la propia arquitectura, tal que haga destacar el gusto por el edificio proyectado. A esto le acompañaría el factor histórico, los ecos de la propia época en la que se construye. Y si a todo ello le sumamos una demolición cargada de teatralidad y drama social, el edificio se convierte en algo más, pasando a formar parte del basto territorio mítico de la memoria. La ‘Pagoda’ de Miguel Fisac, la cual comenzó su construcción allá por 1965, fue derribada en unos pocos días en julio de 1999, teniendo treinta y pocos años en el momento de su demolición.
Cariñosamente conocida como la ‘Pagoda’ por los madrileños, evidenciando su similitud con las construcciones asiáticas, no gozaba de la misma estima por parte de los arquitectos de la época. En el ascenso y caída de los Laboratorios JORBA, nombre original del proyecto, convergen elementos puramente trágicos: denuncias movidas por conspiraciones religiosas, desidia por parte de las administraciones, negocios especulativos, celos profesionales y unos gobernantes incapaces de apreciar la calidad de una arquitectura que, a día de hoy, llega a convertirse en mito o mártir; objeto de una injusta destrucción.
Gran parte de la configuración espacial de Villa dall'Ava estuvo condicionada por su emplazamiento, en el jardín de un monte. Su construcción finalizó en 1991 en la zona residencial de Saint-Cloud, un suburbio parisino a 9 kilómetros de la capital francesa. Los clientes eligieron a la firma holandesa OMA para diseñar una casa con dos departamentos independientes —uno para ellos y otro para su hija— y pidieron una piscina en el terraza, con vista a la Torre Eiffel.
A los 62 años de edad, en 1964, el arquitecto mexicano Luis Barragán comienza el proyecto de una de sus obras más representativas: la Fuente de los Amantes, ubicada dentro del Fraccionamiento Los Clubes, en el municipio de Atizapán, Estado de México.
Esta obra se enmarca dentro de una intervención mayor, asociada dentro del mismo proyecto a la Cuadra San Cristóbal (caballerizas) y a la Casa Egerstrom, pensadas por el arquitecto para una comunidad de caballistas. El conjunto, terminado en 1969, se transformó en un símbolo de su obra por el impecable uso del agua, la abstracción geométrica de los distintos planos, y el uso del color, elementos recurrentes en su carrera.
Clásico de Clásicos, por su representatividad arquitectónica en el imaginario de los peruanos, porque es un espacio donde se juegan clásicos o desenlaces icónicos, como la clasificación al mundial después de tantos años; este edificio es además y sobretodo —aunque vestido por un manto contemporáneo— un clásico de la arquitectura moderna peruana. Lo que esta presentación pretende es ir desde lo más visible y familiarizado al día de hoy, hasta comprenderlo en su estructura y diseño original.
Torres Blancas es un ícono de la arquitectura organicista en España. Diseñado por Francisco Javier Sáenz de Oiza y terminado en 1969, esta torre fue una de las estructuras de hormigón más complicadas e innovadoras de la época, a falta de las cualidades típicas rectilíneas asociadas con el material hormigón in situ. Con el objetivo de otorgarle expresividad a la obra desde sus fachadas, el método estructural de pilares y vigas asociado al movimiento moderno, es reemplazado por muros portantes, "donde nada tiene que ver con el planeamiento resistente del rascacielos, donde los muros no pesan", como comentaría Francisco de Inza en 1968.
Encargado por el Grupo Huarte —con el cual ya venía trabajando desde la Sala de Exposiciones Hisa—, el proyecto tal como lo conocemos debe su nombre a dos anécdotas: el edificio originalmente sería el primero de un par de torres de uso mixto en el distrito madrileño de Chamartín; y segundo, la fachada inicialmente iba a ser revestida de mármol blanco.
Un casa de acuñamiento de monedas que se convirtió en el palacio de gobierno de Chile. Un pabellón en París que se convirtió en un museo infantil. La primera obra del movimiento moderno en Chile y un revolucionario plan maestro urbano que nunca se materializó.
Estos y otros casos en nuestra selección de clásicos de arquitectura chilena, explicados a través de sus plantas.
El Teatro Oficina Uzyna Uzona, popularmente conocido como Teatro Oficina, ubicado en la calle Jaceguai, en el barrio de Bela Vista, en São Paulo, fue fundado en la década de 1960 por José Celso Martínez Correa, actuando como un teatro manifiesto, marcado por grandes espectáculos y presentaciones teatrales, de música, danza, entre otros.
Entre las diferentes décadas, el teatro revolucionó sus espectáculos escénicos de modo que la arquitectura colaboró para el acontecimiento y permitió que la dramaticidad de las presentaciones estuviera en un contacto más cercano al público. La idea incluso fue pautada por Teat(r)o Oficina, enfocándose en el acto, o sea, en la incorporación y en la diversidad de los medios artísticos. En una de sus citas, el arquitecto Edson Elito, que posteriormente desarrolló la reforma del Teatro, relata su visión:
Emplazado en pleno corazón de Providencia, en Santiago de Chile, este conjunto habitacional es uno de los tantos proyectos generados a partir de la política estatal de construcción de viviendas y desarrollo y mejoramiento urbano, impulsada a través de la CORVI, tras su creación en 1953 durante el gobierno de Carlos Ibáñez del Campo.
Encargado por la Caja de Empleados Particulares en los terrenos de la antigua Casa Nacional del Niño, el proyecto se diseña bajo la idea de construir un conjunto capaz de consolidarse como una pieza urbana dentro de la ciudad, resultando fácilmente identificable, y fomentando la integración espacial y cohesión social. Principios que lo enmarcan y reflejan la notada influencia arquitectónica del movimiento moderno, en las bases proyectuales que definieron el futuro del proyecto.
Conjunto Residencial Torres de Tajamar. Image Cortesía de EAD / PUCV
Muchas y variadas son las lecciones que se pueden recoger al visitar o estudiar una obra de arquitectura: ya sea prestemos atención a la distribución de programas, uniones constructivas, soluciones materiales, relación con el contexto, emplazamiento o cualquier otro tema, estas saldrán a flote concretándose en ideas claras que posteriormente podremos llevar a nuestros proyectos.
Frente a esto, y entendiendo que existen múltiples formas de abordar un problema arquitectónico, realizamos a continuación un listado de diversas estrategias proyectuales que definen ciertas espacialidades en clásicos de la arquitectura residencial chilena; haciendo una agrupación de algunas de las operaciones más destacables de cada caso.
Céntrico barrio Recoleta de Buenos Aires, dentro de un amplio terreno libre de las restricciones del damero -entre la avenida Figueroa Alcorta y las vías del ferrocarril- enfrenta a la Biblioteca Nacional y la Facultad de Derecho, el edificio ATC Argentina Televisora Color -actual Televisión Pública- de los arquitectos Flora Manteola, Javier Sánchez Gómez, Josefa Santos, Justo Jorge Solsona, Rafael Viñoly, Carlos Sallaberry y Felipe Tarsitano.
Con una superficie construida de 35.000 metros cuadrados dominada por una terraza inclinada pública -pesando la expeditiva restricción de acceso- y finalizando hacia 1978 para el Mundial de Fútbol en Argentina durante la dictadura militar, el edificio propuso un dialogo entre la tecnología y el paisaje, presentando una arquitectura funcional con capacidad de producir espacio público de calidad en la ciudad.
vía Wikipedia User: EveDirectioner Licensed Under CC BY-SA 3.0
En el céntrico Parque Rodó de la ciudad de Montevideo -entre el bulevar General Artigas y España- se erige el actual edificio de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de la República, obra de los arquitectos Román Fresnedo Siri y Mario Muccinelli.
Construido en 1946, su reconocido patio central y galerías se han convertido en una marca de la arquitectura moderna uruguaya y en uno de los edificios más característicos de la ciudad.
El edificio Copan constituye un hito urbano en el paisaje de São Paulo. Incluso aquellos que nunca han entrado al edificio identifican las curvas que lo definen. En medio de la intensa verticalización del centro, las brisas horizontales refuerzan la presencia del edificio en el cielo de la ciudad brasileña.
A nivel de calle, la galería instalada en el interior del volumen marrón se conecta a la calle por cinco accesos, prácticamente los únicos vanos de esta macizo placa. Los pilares de cada bloque de departamento —seis en total— son independientes entre sí y emergen discretamente cerca de los accesos entre las vitrinas de las tiendas.
En 1934 se inaugura en la esquina de Av. Corrientes y Av. Leandro N. Alem, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el edificio Comega, diseñado por los arquitectos Enrique Douillet, Alfredo Joselevich y el ingeniero Alberto Stein. La torre de oficinas actualmente constituye uno de los emblemas de la arquitectura racionalista en Argentina.
¿Cuántas vidas tiene una gran obra de arquitectura? La primera comienza cuando es construida y habitada, y se juzga por el impacto que tiene sobre la calidad de vida de sus habitantes. La segunda llega generaciones después cuando su relevancia se vuelve histórica y quizá su función inicial ya no se adapta a la sociedad que la rodea. El valor de este tipo de edificios reside en lo que nos comunican del pasado y por ello su conservación es necesaria.
Sin embargo, en Latinoamérica hay incontables casos de edificios con gran valor arquitectónico que se encuentran en estados lamentables de descuido y deterioro. Siete ejemplos a continuación:
Ubicada en un particular escenario natural de la ciudad de Mar del Plata, la Casa sobre el Arroyo –conocida como la Casa del Puente- es considerada como un componente paradigmático de la arquitectura del siglo XX y una referencia obligatoria del Movimiento Moderno en Argentina y en Latinoamérica.
La vivienda diseñada por el arquitecto argentino Amancio Williams a partir del encargo de su padre, el músico Alberto Williams, es una evidencia construida de la capacidad de establecer un vínculo entre la racionalidad moderna del ser humano con la naturaleza y su topografía.
Reconocido popularmente como ‘la máquina de escribir’, el edificio de departamentos residenciales ubicado en la esquina de la calle Saavedra frente al Boulevard Marítimo Patricio Peralta Ramos, en la ciudad costera de Mar del Plata, Argentina, aborda la arquitectura moderna internacional en el particular contexto social argentino de principios de la década de 1960.
Construido por el arquitecto catalán Antoni Bonet i Castellana, incorpora el movimiento moderno latinoamericano funcional a partir de la necesidad de comprender a la arquitectura como una herramienta de transformación social.
Conoce veinte clásicos de su arquitectura del siglo XX y comienzos del actual siglo, con proyectos liderados por grandes exponentes de escala latinoamericana como Germán Samper, Rogelio Salmona, Fernando Martínez Sanabria y Elías Zapata.