La urgencia de las pautas ambientales y el aumento de la temperatura del planeta no son novedad. Son muchos los factores que contribuyen al desgaste ambiental actual, pero existen dos que pueden ser tomados como representantes de puntos críticos del sistema de funcionamiento del mundo actual: el plástico y el descarte de residuos.
No se deben tomar estos dos ejemplos como los mayores ni los únicos factores problemáticos de la crisis ambiental, sino que estos se utilizarán a continuación como ejemplos para movilizar cuestiones que involucran a agentes múltiples y factores diversos y que se desdoblan en consecuencias por ahora devastadoras, y cada vez más próximas a ser irreversibles.
El plástico tuvo una contribución innegable para la modernidad, y gran parte de los objetos en el mundo de hoy hacen uso de él. Naturalmente, el material tiene sus problemas. Derivado del petróleo, su producción depende de procesos extractivistas de un recurso milenario y natural, siempre en escala creciente. El resultado de esto se refleja en el descarte. El volumen descartado no se degrada a la misma velocidad de acumulación, ya que tomó millones de años para pasar de materia orgánica a petróleo. Además, parte de los componentes químicos del material son perjudiciales para la salud de los seres vivos en el planeta.
Una parte de ese material se destina a los vertederos sanitarios, y parte de ellos acaba en los océanos, lo que no es ninguna sorpresa. Los desechos vertidos en los océanos quedan a merced de las corrientes, y pueden acabar atrapados en vórtices o revoluciones marinas. Uno de los ejemplos -el mayor de cinco- es la gran mancha de basura del Pacífico (GPGP). Hay una zona de convergencia de corrientes localizada entre Asia y América del Norte, y el flujo de las aguas junto con el viento aprisionan los residuos flotantes en el centro relativamente estable de esa zona.
El GPGP tiene actualmente una superficie equivalente a tres veces el tamaño de Francia. Sin embargo, no es regular y, debido al movimiento del agua, no tiene un contorno definido, es decir, su área y ubicación precisas pueden cambiar. Por lo general, se refiere al GPGP entre las islas de Hawái y la costa de California. A pesar de ser inmensa, la visualización no es tan sencilla, ya que los desechos plásticos sujetos a la intemperie se rompen en pedazos cada vez más pequeños, microplásticos, lo que no implica agua turbia o grandes objetos flotantes, sino una especie de sopa acuática. Por este motivo, las imágenes de satélite no identifican con precisión la zona, lo que puede acabar invisibilizando el problema.
Aunque los microplásticos son sólo un pequeño porcentaje del peso total de los desechos, el área que ocupan es la más grande en comparación con los desechos de mayor volumen, y esto significa que no solo los animales están ingiriendo estos microplásticos, sino que también están regresando a la cadena alimentaria que termina en los humanos. Es decir, los residuos producidos se vuelven a ingerir. No se trata solo de la vida marina, sino de la misma vida humana.
El plástico es el elemento predominante en los escombros del GPGP, y es posible encontrar objetos de hace décadas, en un sorprendente estado de conservación, lo que demuestra la aclamada durabilidad del material dede el momento en que apareció en el mercado. Los objetos náuticos también son mayoritarios, como redes de pesca, señuelos y cuerdas desprendidas de las embarcaciones. Se sabe que las redes de pesca son la causa de la muerte de animales más grandes, por lo que la recolección de estos desechos es urgente.
Existen iniciativas de limpieza del GPGP, como el grupo The Ocean Cleanup, que ha realizado un mapeo detallado de la zona y actualmente está implementando un sistema de barrido marino con una alta capacidad de recolección. Sin embargo, la recolección de desechos no es sencilla, ya que debe realizarse de manera que no perjudique la vida marina existente en el lugar. Además, las corrientes transportan desechos de un lugar a otro durante todo el año, y el tamaño de los objetos también importa. ¿Cómo recolectar los elementos más pequeños -y dispersos-, que son la mayoría, sin causar daños a la fauna y la flora?
La retención de escombros está más garantizada cuando se hace antes de llegar a los océanos, en el seguimiento de los vertidos a los ríos, o en su correcta y consciente disposición. Además, también cuando se reduce el uso de plástico, o en el desarrollo de materiales biodegradables. Si bien la limpieza de GPGP es difícil, existen numerosos intentos de controlar, reducir o reciclar el plástico en la tierra. Si este material sirve como ejemplo de contaminación ambiental, también puede servir como ejemplo de reutilización o reciclaje, incluso como sistema constructivo. En el caso del reciclaje, los objetos ya están en las ciudades y pueden estar en mobiliario urbano o particular. El tratamiento de reutilización de este material puede suscitar el mismo tipo de pensamiento en relación con otros materiales igualmente contaminantes.
Un artículo reciente publicado en npj Materials Degradation muestra que dos especies de hongos serían capaces de degradar algunos tipos de plásticos que hayan sufrido un pretratamiento con temperatura, rayos UV o reactivo de Fenton. Este proceso de degradación no solo aceleraría la descomposición del plástico, sino que también generaría biomasa, que podría servir como fuente de energía renovable. Ahora bien, si ciertos hongos aceleran la degradación del plástico a través de fuentes más ecológicamente responsables, y considerando que el plástico recolectado del GPGP ya estuvo expuesto a la luz y al calor, ¿cuáles serían las posibilidades de proyectos que se sumaran a las iniciativas de reciclaje de plástico ya existentes?
Buenas iniciativas no faltan, y es importante que descubrimientos de este tipo cuenten con el respaldo suficiente para que se transformen en acciones con un alcance relevante. No se trata sólo de reciclaje, sino de descomposición material, es decir, reducción material. En este punto, la disposición de residuos y la infraestructura necesaria para ello también deben responder a las urgencias del momento actual. Lo que demuestra el artículo de npj Materials Degradation es que al prestar atención a los pequeños seres que precedieron a la humanidad, y que probablemente la sucedan, es posible inventar nuevos materiales, construcciones y soluciones para vivir juntos.
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